En el hotel como en casa: slow travelling
¿Cómo va esa semana slowers?
Hoy estábamos en el estudio con el buen tiempo recordando entre suspiros las pasadas vacaciones y nos han entrado unas ganas tremendas de colgar el cartelito de cerrado e irnos a una playita desierta aprovechando este veroño… peeero en vez de salir corriendo a meter el bañador en la maleta, hemos canalizado nuestros impulsos hacia escribir este post!
El slow travelling -viajar tranquilo- es una tendencia en alza en los últimos tiempos. Seguro que muchos de vosotros lo practicáis sin saber que tiene ese nombre, porque no es otra cosa que olvidarse de los todo incluido y las check lists de monumentos y disfrutar del lugar sin reloj, de su comida, de la cultura, de la tradición…
Este tipo de viajeros -entre los que nos incluimos- ya no buscan un hotel en el que la calidad sea baños de mármol de Carrara o lámparas de cristal de Swarovski, la calidad se llama cama en la que descansar a gusto, o interior que te haga sentir como en casa y no en una fría e impersonal habitación de hotel.
El turismo actual, que busca conectar con el lugar, apuesta por hoteles que sean el vínculo entre el huésped y el sitio y, en esto, el interiorismo tiene mucho que ver.
¿En qué se diferencia un alojamiento slow en el ámbito de diseño? Los siguientes puntos son indispensables:
- Son sitios que llaman a la tranquilidad, que ayudan a desconectar de nuestra rutina e introducirnos en la del lugar visitado de una forma natural, sin prisas.
- Transmiten la atmósfera del entorno: los colores, los olores, las texturas nos hablan de los sitios que visitamos y se apartan de modas pasajeras.
Usan materiales locales, que contribuyen a la economía local a la vez que reflejan el lugar y disminuyen la huella ecológica (por ejemplo, no contaminan en su transporte). Incluso en algunos casos pueden ser construcciones rehabilitadas o reconvertidas para un nuevo uso, lugares con historia.
- Son sitios eco-friendly, que tienen en cuenta la orientación, el consumo energético, las energías renovables. Hacen un uso responsable de los medios y las materias.
- Cuentan con espacios que cubren necesidades reales del huésped. Por ejemplo, una pequeña biblioteca que fomente la paz de la lectura, en vez de una piscina, si el mar está a 10 metros. Además, pueden tener espacios para compartir con la población local, sitios para actividades propias del lugar.
- El lujo lo buscan en lo simple, en lo depurado, y la elegancia en la justa medida de la decoración y la selección cuidada.
- En un alojamiento slow el huésped no sabe qué se va a encontrar, no es un hotel estandarizado en el que al entrar olvidas si estás en Hong Kong o en la Pampa Argentina, en el que sabes qué esperar si has estado en el de su misma cadena en otro país. Se alejan de los grandes hoteles de habitaciones en colmena para dar paso a algo más íntimo, de carácter hogareño. No tiene que ver con el tamaño, sino con la calidad.
En resumen un alojamiento slow es aquel que consigue hacer sentir a la persona que lo vive ganas de no moverse de allí.
Y tú ¿conoces algún hotel así?
Buen día y buena semana!
el equipo emmme
Post ganador del primer premio al mejor post sobre interiorismo de hoteles de InteriHOTEL. (Noviembre 2014)
*Este post opta al “Premio al mejor artículo de blog de interiorismo hotelero de InteriHOTEL (www.interihotel.com)”