Cómo desear que te pregunten...¿Me das tu tarjeta?
Toc, toc, ¿alguien al otro lado?
Después de este parón semanasantero para hartarse de garrapiñadas, dormir a pata suelta y ver a qué huelen las nubes, estamos de vuelta con la primavera trompetera y la sangre más que alterada!
Antes de nada desmentir el hecho de que para tener tarjeta hay que trabajar en algo. El personal branding cada vez más de moda, como su propio nombre indica, habla de crear marca personal, es decir, nosotros somos especiales por algo y tenemos valor en nosotros mismos, ¡que se entere el mundo!
Admitámoslo, tener tarjeta mola. Pero también tiene sus peligros, así que nosotras vamos a daros ciertos consejitos de diseño, que es en el campo en el que os podemos intentar poner a salvo de meteduras de pata.
La tarjeta de visita es como un recuerdo de comunión, solo hay dos motivos por los que uno se puede librar de ir al fondo del cajón; primero: porque sea de tu primo favorito Pablito, segundo: porque mole tanto que quieras exhibirlo (desgraciadamente en este ámbito los segundos escasean; idea de negocio al canto).
Así que si quieres que tu tarjeta no acabe con este triste final, que la recuerden, que se la muestren a sus amigos o que la compartan en redes, be original my friend.
Pero… ¿CÓMO?
1.No lo dejes en manos de la imprenta. Hacen miles al día así que tienen 'x' plantillas para elegir pero… ¿tú, que aspiras a ingeniero de la NASA, tienes la misma tarjeta que “Chikenfly: pollos asados que van volando”? (Y que conste que nos encanta el pollo y sus repartidores). Solo una madre luce estas tarjetas con orgullo en la cartera. Intenta ser único, o al menos parecerlo.
2. Reflexiona sobre quién eres y qué quieres mostrar, sí, así de profundo es esto. Piensa que la tarjeta en muchas ocasiones es todo lo que una persona ha visto y sabe de ti. Es el recuerdo que se va a llevar a su casa o su despacho, tienes la oportunidad de meterte en su bolsillo y lo más importante, en su mente, ¿quieres ser un rectángulo de papel blanco?
3. Quedan prohibidas las imágenes bajadas de google. Si haces calceta con lana de cabra que pasta en los Alpes, está genial, en serio, pero no nos pongas una imagen tuya tejiendo y la cabra a tu lado con sus montañas, sus picos nevados…abstracción señores.
4. Abstráete, pero que no hagan falta sustancias alucinógenas para entenderte. Dejar claro qué hacemos es importante.
5. Recurre al humor. A todos nos encanta reírnos. Nota: no confundir con que nuestra tarjeta sea de risa. Y esto es más viejo que la tarara; un aplauso a los calendarios de bolsillo de los talleres mecánicos con un chiste verde, ¡anda que no se los enseñaban unos a otros y se coleccionaban!
6. Dale a la persona la posibilidad de interactuar con tu tarjeta, que haya algo más que hacer que guardarla en la cartera.
7.Y si lo intentas y ves que la automedicación no es lo tuyo, acude a un profesional.
Si aún crees que no tienes suficientes motivos para hacerte una tarjeta “inteligente”, te diremos el más importante, no hay nada mejor para ligar; tarjetita y guiño de ojo, fichaje seguro.
Mucho hablar pero querréis saber cómo es la nuestra ¿no?
¡Aquí la tenéis! Siendo sinceras y no por presumir, ha tenido mucho éxito. Hemos comprobado en carnes propias que los consejos que os hemos dado funcionan.
¡Enseñadnos las vuestras!
El equipo emmme