La vida slow, la vida mejor: el tiempo
Emmme Studio Interiorismo
¡Hola familia!
Cada vez sois más los que os interesáis por esta corriente slow dentro de la que estamos inmersas.
Hemos decidido abrir una sección del blog La vida slow, la vida mejor en la que os vamos a ir hablando, para los más fashion and cool, de “slow style life” o en cristiano para el resto de los mortales, de una vida más slow.
Os contaremos en qué consiste este movimiento en detalle y como funciona en otras disciplinas diferentes al diseño.
Así que hoy, primera clase de iniciación en la que vamos a hablar de tiempo. Ese que nos falta a todos.
En primer lugar aclarar que el termino slow no se refiere a ir a paso de tortuga, sino a utilizar el tiempo en aquello que realmente lo merece y a hacer las cosas a la velocidad adecuada dependiendo de su importancia.
Cuantas veces al día diremos en el estudio…Ay! Es que no me da la vida!
Disfrutar y saborear la vida. Y esto no quiere decir que seamos unos happies y estemos todo el día de terraceo (que ojalá). Debemos intentar disfrutar de lo que hacemos el máximo tiempo posible y hacer de una forma mas eficiente aquello con no nos sentimos a gusto. Para que termine cuanto antes ;) Y está claro que todos tenemos miles de cosas que hacer, trabajo, casa, preocupaciones… que no podemos desatender pero sí que podemos hacerlo de otra manera y tomarnos pequeños momentos de desconexión y disfrute.
Por ejemplo, podemos limpiar la casa quejándonos cada minuto o podemos poner música y bailar con la aspiradora.
Cada vez el ritmo de nuestros días va más acelerado, la era de la tecnología hace que podamos hacer más cosas, más rápido y al mismo tiempo. El slow pretende que seamos conscientes de ello y que seamos capaces si no de parar, de tener el control sobre nuestro tiempo y de aprovechar las oportunidades de disfrutar del momento sin que se nos “escape” la vida.
Y esto nos es una moda nueva, el vísteme despacio que tengo prisa es de toda la vida, pero la velocidad sin medida sí que es un problema que se va acentuando con el estilo de vida moderno.
Si a nosotros nos gusta que nos dediquen el tiempo y la atención que merecemos, ¿por qué no hacemos lo mismo? Recupera el gusto por las cosas bien hechas, préstale atención a lo que tienes entre manos, desconecta.
Practicar el slow es poner en práctica la técnica del fluir.
Y está claro que todo esto no es algo que podamos decidir nosotros solos, ya que estamos dentro de una sociedad que en algunos casos hasta nos obliga a no parar, pero sí que podemos dar pequeños pasitos que nos harán el día a día más feliz, ya que la felicidad de la buena, de la de verdad, no es un destino sino una forma de viajar.
Así que a ver si somos capaces (empezando por aquí las firmantes )de no olvidarnos de las palabras de Thoreau: “El precio de una cosa es la cantidad de vida que estamos dispuestos a dar por ella”.
EL RETO SLOW
Así que, como somos las primeras que nos tenemos que aplicar el cuento y es más fácil cuando las cosas se hacen en grupo, hemos pensado en que os vamos a lanzar un reto slow mensualmente que estará relacionado con el tema que tratemos en el post. De esta forma, poco a poco podremos ir creando hábitos saludables que ayuden a nuestro bienestar. Serán cosas divertidas, nada de dietas de la alcachofa ni subir cientos de escaleras.
¡Además si en algún momento se os ocurre proponernos algún reto será genial poder compartirlo!
¿Os apetece?
Y como estamos hablando del tiempo, el reto del mes es sacar un ratito diario, D I A R I O (aunque sean 10 minutos) para hacer algo que nos guste y lo que es más importante aún, ser conscientes de ello. Algo que al final del día podamos recordar y sonreír. Si somos capaces de incluir a alguien de nuestro alrededor en nuestro #momentoslow mejor que mejor.
Podéis compartir vuestros procesos con nosotras en las redes sociales con el hastag #retoslow y este mes además #momentoslow y así animarnos entre todos. Iremos enseñándoos nuestros progresos.
¿Preparados? ¡Qué empiece la diversión!
Pd: Si queréis invertir vuestro momento slow en leer os recomendamos “Elogio a la lentitud” de Carl Honore, gurú del movimiento slow.